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Christian Garay

Veinticuatro años, de los veintisiete que tiene Christian, han transcurrido en aulas de clase, allí ha ocupado los más variados pupitres y se ha topado con los más diversos rostros. Siendo aún muy joven decidió que su vocación estaba allí, en los mismos salones que alguna vez lo formaron, aquellos espacios que quería usar, durante toda su vida, para sembrar conocimiento en otras personas. 

 

Por primera vez en siete años, Christian se encuentra lejos de los pizarrones, pupitres y lápices que ha usado, diariamente, en la labor de educar a niños y jóvenes. En los últimos dos meses el tono de su voz se ha convertido en su mejor aliado, con esta herramienta se asegura de mantener la atención de aquellos jóvenes que lo escuchan del otro lado de la pantalla. La modalidad virtual, tal y como Christian lo afirma, ha permitido que los docentes reflexionen sobre algunos procesos que ya se encontraban mecanizados dentro de las aulas de clase. Christian recalca que el proceso de impartir conocimiento, desde la distancia, no ha limitado el alcance de la enseñanza, todo lo contrario, ha contribuido a confirmar que con la educación es posible romper cualquier frontera. 

 

Ahora, en medio de la situación de confinamiento, las jornadas laborales de Christian se extienden más de lo habitual, ya que no cuenta con las horas de planeación que disponía cuando la modalidad de enseñanza era presencial. Reparte sus días entre sus compromisos laborales, los momentos de esparcimiento con su consola de videojuegos y la carga académica del posgrado que, actualmente, se encuentra desarrollando.

 

La presión económica no deja de estar latente en la vida de este profesor. Desde que se declaró la cuarentena nacional obligatoria dos personas, de las cuatro en etapa productiva dentro de su núcleo familiar, dejaron de generar ingresos. Las entradas económicas de su familia disminuyeron en un 50%, lo que según Sergio González, psicólogo de Profamilia, puede causar cuadros complejos de estrés, que pueden generar, a largo plazo, afectaciones severas en la salud mental.

 

El distanciamiento social lo alejó de las aulas de clase donde ha transcurrido su vida, lo distanció de aquellos estudiantes que ha visto crecer física e intelectualmente; no obstante,  esta medida adoptada como mecanismo de prevención de contagios por COVID-19, abrió puertas al cambio y permitió entender la importancia de aquellas personas que trabajan sin importar las limitaciones o adversidades, recalca Christian, para dejar un mensaje positivo en los estudiantes, para que una vez se supere la pandemia puedan ser  mejores personas que impacten, positivamente, a la sociedad. 

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